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29 sept 2013

A ti, joven maldito

Joven maldito: sé que por tus venas corre el cruento elixir de la venganza. En tu rostro distingo, cuan epidermis maliciosa, la mueca de odio que presagia tu inminente accionar.
¡Cuántos años aguardando el momento de gritarle a todos tu verdad!
A esos viejos ulcerados, que en ocasiones utilizan el rótulo de parientes; a esos cobardes de tu misma edad, extravagantes y rebeldes, pero con un pútrido libro universitario debajo de sus brazos; a esas adolescentes tan provocativas, que por haber realizado alguna fellatio ya creen haber alcanzado el sitial de la transgresión.

Sí, todos ellos serán tus corderos en el día de la matanza; ninguno deberá recibir misericordia... deja que el rencor escolte tus intenciones. Muchos, basándose en la ética moral, dirán que eres un pobre joven que demuestra sus sentimientos agrediendo, ya que algo le impide hacerlo de otra manera. Contéstales que si lo haces de esa forma es porque otra cosa no te enseñaron los sabios preceptores de tu crecimiento; que el silencio ante determinadas preguntas tuyas, o la indiferencia que te demostraron en actos que ellos consideraban de la edad, fueron los culpables de que ahora tú actúes así.

No sientas contrición, no sientas...
Sé que buscaste redimirte en el seno de Cupido, que con mansedumbre pontifical aguardaste que sus flechas te embriagaran... ¿y qué lograste, iluso?
Sólo más decepción, persuadirte de lo vano del amor; descubrir que tras la dorada seducción del comienzo se escondía un epílogo de infidelidad y superficialidad.

Si no pudiste hallar afecto entre los que se hacen llamar familiares, si tanta soledad te moldeó a ser como eres, tan frío y escéptico, ¿cómo has tenido la impía intención de adentrarte en los sinuosos terrenos de la felicidad y la dicha?
¿Qué inicua idea te llevó a eso? Es tiempo que sepas, que para las personas como tú, no hay retorno posible. El amor contiene su aliento cuando te acercas con timidez a él.
¡No quiere impregnarte con sus castos sentimientos, no desea vigorizarte con su fragancia!
La vida te dio la espalda, ella excretó sobre tu persona. ¿Qué alternativa te queda?

Existe una:
Haz que las mejillas de los demás sean las entumecidas, que el trigo y la cizaña se entremezclen en sus vidas, y que pierdan la esperanza de recuperar al hijo pródigo.
¿Sabes? conozco un Reino que te aguarda con avidez, una morada que no todos pueden ocupar... se llama Arte, pero se la conoce como Libertad.
Allí estará tu lugar, verás que hay muchos que ganaron esa beatitud. Gente que nunca fue comprendida, que se sintió maltratada, humillada, ignorada, al igual que tú...

Sí, el Arte será tu refugio, el Paraíso que abrirá sus compuertas para recibirte.
Sólo debes buscar la maldad que aflora en tu interior, y el resto te será dado por añadidura.
Excederse: el camino más propicio para combatir la estupidez; método sagaz para escabullirse de la fúnebre realidad que florece a nuestro alrededor.
Cuando el hastío te vence, y las actitudes de tus semejantes te enferman, pues comprendes la vacuidad que hay en su interior y los vestigios de sus sueños frustrados, debes evadirte. ¿Para qué permanecer entre ellos y preocuparte por las emanaciones que infectan tu inteligencia?

No los batalles, no derroches energías en seres tan vulgares; reserva tu potencial indómito para la concreción de toda clase de placeres; pues cuanto más ocultos y perversos sean éstos, más vigor necesitarás.
Yo dejo que mi entorno se marchite bajo el implacable sol de la mediocridad, pero confieso que en ocasiones ayudo a su extinción. ¿En qué forma?, no espero que me provoquen, los desafío y los hiero, y me regocijo al hacerlo. La indiferencia sólo mata al hombre inteligente, en éstos especimenes no da resultado; debes desangrarlos, infligirles tu odio y verlos llorar a tus pies. Es bueno que sepan cuanto los aborreces.

Tal vez te critiquen por tu desmesurada y despótica actitud, pero hay que tener presente que todo hombre criticado es sumamente atractivo, exquisito y envidiable. Los otros, los que llevan una vida rutinaria e insulsa, son más recordados luego de su muerte que mientras vivieron, lo que prueba su aburrida existencia.
Hacer algo para que todos hablen de ese algo, si no ¿para qué hacerlo?

Y si tu imperiosa necesidad es que al unísono comenten tus travesuras, necesariamente hay que llegar al exceso.
Bajo su velo, el semblante más luminoso es el del sexo. Buscar el límite y traspasarlo, embriagarse con el manantial de pecado que espera a los valientes en el horizonte de lo extremo.
El secreto de la sabiduría es conocer lo que otros temen, sumirse en lo más profundo de las sensaciones y hacer arte allí; abusar de tu carne y tu mente, dejando crecer luego inmaculada flores. El exceso endiosa.

Si nos remontamos al Génesis de las Sagradas Escrituras, encontraremos el comienzo de toda tentación; campo frugal en donde se divisan las maravillosas raíces de la prohibido.
Yaveh Dios no quería que sus primogénitas creaciones conociesen, temía que sus ojos se abrieran, ya que si lo hacían, emularían a su Hacedor.

Sin pecado no puede haber placer. De él emerge el verdadero disfrute, tan mancillado por las estúpidas religiones.
Porque ellas son las encargadas de hostigarnos con su palabrerío redentor, con sus fábulas filantrópicas que sólo nos pueden consolar por un corto tiempo, ya que la realidad inmediata, basándose en toda la historia, nos demuestra que el mundo es, fue y será un campo de batalla, una morada de chacales...
El único aporte que hizo la religión, en especial la cristiana, fue cohibir a las masas, idiotizarlas.
El objetivo de la Santa Madre Iglesia no es otro que el de infligir culpas a tu vida, transformándote en un autómata litúrgico, eucaristía disuelta en la lengua de la ignorancia.

Bienvenido al Infierno...


-Nicolás  Ficks

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