La verdad se posa sobre los muertos
y les devora los ojos antes de la partida.
Sus almas ya carcomidas se esparcen
entre las hojas secas, y la mujer maldita
se sienta a contemplar los juicios del recién fallecido.
La justicia yace con él en el ataúd;
Rasguña el roble, rompe el cráneo buscando el oro
y el veneno de la esperanza enterrada;
La gran noción de la vida
no es más que una danza de ciclos solares
combinados con las angustias nocturnas;
Nada más que un sueño
Un baile sin música
Un teatro sin público.
-Pablo José Luis
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