Mis manos están completas por gracia de la naturaleza y de ello no me quejo pero si mis venas están llenas de sangre aunque vacías de emoción y apenas mis ojos pueden verlas y mis nervios sentirlas pero cuando mi vista se nubla y mis manos enmudecen, poco importa la ley de dios y me transformo en un fantasma espectador, visualizando mi cuerpo
Las sensaciones son como vagones de carga entre una ciudad y otra, con pasajeros hambrientos y confundidos, entre vagón y vagón
La luz de la ciudad, los sonidos de la fiestas a fin de año, la multitud pasajera, enmudece sus caras y ensucian sus trajes, cualquier muestra de dignidad es arruinada por las sucias bromas de la publicidad y las asquerosas mentiras del ayer, mientras mi cuerpo no es más que una ilusión que se materializa lejos de mi mente para aferrarse al toque de la muerte.
No nos echemos tierra a los ojos El automóvil es una silla de ruedas El león está hecho de corderos Los poetas no tienen biografía La muerte es un hábito colectivo Los niños nacen para ser felices La realidad tiende a desaparecer Fornicar es un acto diabólico Dios es un buen amigo de los pobres.
Uno hace versos y ama la extraña risa de los niños, el subsuelo del hombre que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda, la instauración de la alegría que profetiza el humo de las fábricas.
Uno tiene en las manos un pequeño país, horribles fechas, muertos como cuchillos exigentes, obispos venenosos, inmensos jóvenes de pie sin más edad que la esperanza, rebeldes panaderas con más poder que un lirio, sastres como la vida, páginas, novias, esporádico pan , hijos enfermos, abogados traidores nietos de la sentencia y lo que fueron, bodas desperdiciadas de impotente varón, madre, pupilas, puentes, rotas fotografías y programas.Uno se va a morir, mañana, un año, un mes sin pétalos dormidos; disperso va a quedar bajo la tierra y vendrán nuevos hombres pidiendo panoramas.Preguntarán qué fuimos, quienes con llamas puras les antecedieron, a quienes maldecir con el recuerdo.Bien. Eso hacemos: custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.