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16 abr 2012

Mito Nórdico

En el principio, estaba el mundo de hielo Niflheim, y el mundo de fuego Muspelheim, y entre ellos estaba el Ginnungagap, un "hueco profundo", en donde nada vivía. En Niflheim había un caldero rugiente que borboteaba, y aquello que caía, lo hacía en el “hueco profundo”. Al tomar contacto con el vacío se transformaba en hielo, hasta, que al final, el hielo terminó llenándolo. Las llamas de Muspelheim caían sobre el hielo, creando grandes nubes de vapor de agua, que al llegar otra vez a Niflheim, creaban un bloque de hielo, en uno de los cuales estaba un gigante primitivo, Ymir y una vaca gigante de la cual se alimentaba Ymir bebiendo su leche. La leche tocó el hielo, creando el primer dios, Buri, que fue padre de Bor, quien a su vez fue padre de los primeros dioses del cielo, Odín, y sus hermanos Vili y Ve. Ymir, el gigante primitivo, era un hermafrodita y sus piernas copularon entre sí, creando la raza de los gigantes solo. Luego Odín, Vili, y Ve asesinaron a Ymir y de su cuerpo crearon el mundo. De los huesos de Ymir se crearon las montañas y su sangre llenó los océanos. Su cuerpo se convirtió en tierra y sus cabellos en árboles. Con su calavera los dioses formaron la bóveda de cielo, que atestaron de brillantes chispas de los fuegos de Muspellsheim. Estas chispas son las estrellas y los planetas.

Del suelo brotó Yggdrasilll, el gran fresno, cuyas poderosas ramas separaban los cielos de la tierra y cuyo tronco constituía el eje del universo. De hecho Yggdrasill es el mundo mismo. Nadie podría narrar su grandeza. Sus raíces se hincan en las profundidades, más allá de las raíces de las montañas y sus hojas atrapan las estrellas fugaces según pasan. El hombre y la mujer fueron creados a partir de los troncos de dos árboles inertes. Odín les infundió la vida. El dios Hoenir les dotó de alma y capacidad de juicio. Lodur les dio calor y belleza. El hombre fue llamado Ask (de Ash, ceniza) y la mujer Embla (parra), y de ellos desciende la raza humana. 

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