Quería escribir aquella noche pero no se me ocurría nada
interesante, por lo que recurrí al trago para estimular la imaginación, me tiré a un costado de la cama para alcanzar el vodka que estaba en el piso, luego me
serví un vaso y prendí el televisor. Nada interesante, algunas películas tontas
y algunas porno, pero no me provocaban nada un par de rubias haciendo un 69 así
que seguí tomando hasta empezar a desenfocarme de la realidad y vi como las
letras y mis manos se unían en un solo punto. Juegos de la imaginación y el
alcohol. Empecé a poner cassettes de rock antiguo y no pude evitar caer de la
cama a la alfombra a llorar por esos recuerdos de niñez. El vodka seguía lleno
y debía acabar con él, como un soviético ante un nazi – aunque por la
procedencia del vodka debería ser al revés – subí el volumen levanta la mano y
me agarré del mueble de la tele para pararme. Me quedé quieto unos segundos
para reflexionar: La vida no tiene sentido.
-Pablo José Luis-
Bukowski todo el rato
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