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20 may 2012

Muerte semanal



Las tardes de domingo
Ya son demasiado grises como para opacarlas
Más con nuestra
Inerte existencia
Y peor si le sumamos el conformismo
Frente al monitor
O a una taza de café.

Nadie está libre en el domingo
El comedor esta callado, el sol entra por la ventana
La gente camina con sus perros afuera
Arriba, alguien canta.
El café se enfría y la radio me acompaña
Mis únicos aliados para este último día
De otra semana

Esta tarde, puede ser, que la soledad me abrace
 No encuentro otro pasatiempo
Que el café y la lectura
Y la neblina que penetra la ventana
Me vigila durante mi última taza

Mañana, otro día
Otra semana, y luego, otro domingo.


-Pablo José Luis-

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