un puntapié en el pecho ,
algunos dolores musculares,
varias nubes de imágenes inexistentes
y un insoportable dolor en el alma.
Sé que el dentro de nuestros abismos
palpita el deseo de un cruce tibio,
que gotee como lagrimas de Dios,
pero te invito a probar de mi carne poeta,
libre como un perro callejero,
eterno como el dolor y el color negro.
Risueña mujer de ojos fijos,
pintoresca, distanciada,
que tu luz nunca apague
mi sombra empobrecida.
que tu luz nunca apague
mi sombra empobrecida.
-Pablo José Luis
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