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4 nov 2012

Plaza Pública

Un hombre sin rostro se sienta en una banca de la una plaza pública. 
La plaza pública posee arboles petrificados y piedras de colores brillantes. Los colores brillantes de las piedras se ven apocados por la atmósfera que emanan los perros echados en el pasto. El pasto está seco y se ve morir por cada pisada de los humanos.
 Los humanos pasean por la plaza pública mirando de reojo al hombre sin rostro sentado en la banca. 
La banca está gastada por el peso de los amoríos de escolares del ayer.
Los escolares con amoríos ahora se encuentran buscando amores en oficinas y prostíbulos. Los prostíbulos atienden a los malaventurados resignados de buscar amoríos en plazas públicas. La plaza pública acoge a un hombre sin rostro sentado en una banca. Abajo  de la banca se alza una mujer muerta con un espejo en las manos. 
En el espejo hay un par de ojos luminosos. 
En los ojos luminosos está el reflejo del rostro del hombre sentado en la banca.

-Pablo José Luis

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