Las
historias que nos contaban no siempre
presagiaban con lo
que nos pudiera suceder
La
misericordia que esta vez no
se hizo presente,
quebró nuestras almas y ya solo queremos
poder
tocar con certeza, tangiblemente, los resultados del acuerdo,
con que
hemos firmado el sol de los cielos
Y
nuestro pueblo que es pequeño como hormiga
y fuerte como aquella, no vive
sin las historias que nos contaban,
no vive sin tener algo con que afirmarse y ya es normal,como
aquel misterioso reniego que me ronda el cerebro cada domingo,
y nuestro pueblo
no vive sin maldecir, a cada dios que nos
abandonó, a la deriva de
nuestra triste suerte
No hay comentarios:
Publicar un comentario