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10 ago 2011

Inhumano.

Para ser un chico de 21 años en Nueva Orleans yo no valia mucho
la pena: Tenia una pequeña habitacion que olia a
meados y muerte
pero queria estar alli, y habian
dos adorables chicas al final del vestibulo quienes
no paraban de golpear a mi puerta y gritar. "Levantate !
Hay cosas buenas alla afuera !"
"Largaros," les decia, pero eso solo las
estimulaba mas, me dejaban notas bajo la puerta y
pegaban flores con cinta adhesiva al
pomo de la puerta
Yo estaba metido en vino barato y cerveza verde y
demencia...
Conoci al viejo tio de la habitacion de
al lado, de algun modo yo me sentia viejo como
él; sus pies y tobillos estaban hinchados y no podia
atarse los zapatos.
Cada dia sobre la una del mediodia saliamos a dar un paseo
juntos y era un paseo muy
lento: Cada paso era doloroso para
él.
Cuando nos acercabamos al bordillo, yo le ayudaba a
subir y bajar
agarrandole por el codo
y por la parte de atras de su
cinturon, lo conseguiamos.
Me gustaba: nunca me cuestiono
sobre que hacia o que dejaba de
hacer.
El deberia de haber sido mi padre, y lo que mas me gustaba
era lo que decia una y
otra vez:
"Nada vale la
pena."

Era un
sabio.
Aquellas chicas jovenes deberian
de haberle dejado a él
las notas y las
flores.



Charles Bukowski. 

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